Por José María Ruiz del Álamo
Librería de la Cuesta de Moyano. EFE. |
Nada como sentarse en el sofá un sábado a mediodía, máxime cuando los rayos del sol comienzan a atravesar el cristal del balcón y tornan a posarse en él. Allí me arrebujo. ¡Qué gustito, qué a gustito! Música, bebida y una novela completan la naturaleza (no muerta). ¡Cómo luce el astro en este febrero 2020!
Hora y media de absoluta calma. Atrás dejo los quehaceres de la semana, ya el domingo me plantearé nuevos avatares. Cada quien marca sus horarios, a esa libertad me atengo. Paz, para qué más. Al tocadiscos le encanta Ennio Morricone, un cubito de hielo demanda el vermut, y un lance con la prosa de Simenon. Concretamente, Maigret en los bajos fondos.
Al principio no le di mayor importancia, mientras comía tomé conciencia y durante el café reparé en ello. En la primera página del libro estaba escrito: “Javier y Pili, noviembre 1973”. ¿Y en la última? “Se terminó de imprimir en el mes de enero de 1964…”, pero debajo concurría un exlibris rectangular, donde aparecían en la zona media dos muñequitos de esos que recortamos el día de los inocentes; por encima de ellos, en letras mayúsculas y en dos líneas: “Biblioteca de Javier y Pili”, los nombres con un tamaño mayor; la parte inferior venía marcada por una palabra, también en mayúsculas, pero con un cuerpo pequeño: “número”, y una raya a continuación. Sobre ella, y escrito a bolígrafo, “1.692”.
Me gusta pasear por librerías de segunda mano y rebuscar, pero con la mirada puesta en completar algunas colecciones, como esta del comisario Maigret, y bajo cuatro distintos formatos de cubierta lo conseguí. A euro cada libro. ¿Y si…?, ¿por qué no? Me dio por pensar. Decidido. Al día siguiente revisé todo el serial de novelas, y Javier y Pili aparecían en 21 de ellas.
Bien se podía fabular, o no tanto, máxime si las pistas eran claras. Solo cabía encajar las piezas del puzle y desvelar el misterio. Con algunos recovecos y más de una contrariedad me encontré. Por un lado, no coincidía el orden de la colección con la numeración de la biblioteca, ni la fecha de edición del libro con el mes escrito por ellos. De ahí que desorientase este “desorden”. Pero, hecho curioso, tres huellas dactilares ponían las cosas en su sitio.
Perdonen tantos dígitos, pero son datos. Así el primer libro está datado con el número 1598, corresponde al guarismo 78 (Maigret y el confidente), impreso por el editor Luis de Caralt en noviembre de 1972, y escrito a bolígrafo “enero 1973, viaje de Javier a Marbella”. Un libro en la maleta, regalo de Pili, una sentida separación (¿por motivo laboral?), quizá la primera tras el matrimonio. ¿Cómo aventurarse sobre los 1597 volúmenes anteriores? ¿Unieron sus bibliotecas al juntar sus corazones? El número 1603 (guarismo 77) concreta más, ya que se lee “Alburquerque, XX” (obviemos el número), sobre febrero 1973.
Podría significar que por fin han inaugurado casa, una larga mudanza, toda una obra, el desembalaje completado, todo en orden, cada mueble en el lugar correspondiente, incluido un fichero. Los siguientes números de la biblioteca no se corresponden con los guarismos de la colección, así la fecha de impresión dista mucho de la sellada por Javier y Pili. Elucubro que uno de ellos poseía algunas novelas de Maigret antes de casarse y decidieron buscar los libros que les faltaban. Algunos podrían ser también de segunda mano.
En última instancia, ya vienen a coincidir la edición con la catalogación, apenas entre cinco y diez libros se interponen entre uno y otro de la colección. Bien se daban a la lectura, bien compartían alegrías. ¿Tendrían una sola habitación para asentar toda su biblioteca? Era un hogar feliz, máxime al ver el número 2065, Maigret y monsieur Charles, el guarismo 79 de la serie, ya que apostillan: “después de nacer Alicia”. Estamos en mayo de 1976.
Casi tres años de sus vidas se fijan hoy en mi biblioteca. Unos libros que tomaron calor en el barrio de Chamberí, y fueron vendidos a una familia que posee tres librerías en Madrid. ¿Cuál fue el motivo de tal desprendimiento? Entre los años 2010-2015 encontré estos volúmenes en Cuatro Caminos. Sí, seguro que fue allí. De momento los atesoro en el distrito de Tetuán. Los libros han recorrido casi siete kilómetros. Dentro de cuarenta años, ¿qué rumbo tomarán?
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